miércoles, 20 de mayo de 2009

No me des peces, enséñame a pescar.

Sin lugar a dudas el conocimiento es el motor de nuestra sociedad y el mejor donativo que se puede hacer a los países necesitados.

domingo, 17 de mayo de 2009

La prensa puede cambiar el mundo

Hace años dejé de leer la prensa. Ahora me informo un poco de lo que sucede y eso es todo. Esto obedece a dos razones: en primer lugar he decidido elegir libremente las formas de engañarme con que me manejaré en esta vida. Haz una prueba, compra cuatro periódicos, busca la misma noticia en los cuatro y extrae tus conclusiones: la noticia está, pero nunca será la misma, seguramente incluso cada titular tendrá un significado y unas implicaciones distintas. Así pues, engáñate tu mismo si quieres, pero por lo menos no dejes que lo hagan los demás. Decía Maquiavelo: “El ser humano es tan estúpido que si alguien quiere engañarle siempre hay algunos que se dejan”. Y más que algunos, personalmente me atrevería a decir que demasiados. En segundo lugar, no quiero que nadie decida por mí en qué mundo debo vivir. La prensa se centra en la mala noticia, la violencia, el morbo, la catástrofe… parece que en nuestro mundo, necesariamente, las cosas tengan que ir mal y no pueda ser de otra forma. Leí una frase en el interesante libro Seduciendo a Dios, de Proscritos Editorial, era algo así como “no dejes que te hagan creer (los políticos) que ellos son el mal necesario”. Personalmente no quiero que me hagan creer que las únicas noticias que tienen interés son las malas noticias. Pocas o incluso ninguna vez, vemos portadas centradas en la labor social y heroica de personas sorprendentes, precisamente porque piensan que el mundo puede cambiarse y es cosa de todos hacerlo. Si este tipo de personas fuesen noticia habitual, al final nadie pondría bombas porque a nadie le interesarían un pimiento. Nadie se creería las mediatizaciones, pantomimas y politiqueos nacionalistas en un mundo necesitado fundamentalmente de cooperación. A nadie le importaría una lengua que fuese instrumento político antes que soporte de comunicación. Incluso los políticos casi dejarían de ser importantes a no ser que cooperasen con ese cambio mundial. Nadie seguiría a esos dudosos líderes religiosos tan venerados aún en ciertos sectores de nuestra sociedad; sectores que aún no saben que las buenas noticias también existen. No quiero que me hagan creer que no pude haber un mundo mejor y que no hay más remedio que vivir y existir en ese mundo horrible que muestra la prensa. Y entiendo que de ciertas cosas hay que informar: de la injusticia y la deshonestidad fundamentalmente, pero nunca en ese leguaje moderado, doble, hipócrita al que nos han acostumbrado los políticos, los maestros y los medios de comunicación. Imaginaos que para la prensa, de repente, las buenas noticias fuesen más importantes que las malas. Sin duda nuestro mundo cambiaría. A los políticos y poderosos les asustan las buenas noticias porque les quitan el protagonismo.

martes, 29 de enero de 2008

La verdad es una tierra sin caminos

Al enfocarnos en dirección a un objetivo trazamos una hoja de ruta hacia nuestros deseos, es nuestro plan para alcanzar lo que de verdad queremos, lo que nos motiva; aquello por lo que nos merece la pena vivir y por tanto, aquello por lo que nos puede merecer la pena trabajar o hacer cualquier cosa dentro de ese campo total de actuación que llamamos vida. Dividir esa vida en parcelas y otorgar más importancia a unas que a otras nos conduce a una pérdida de valor y nos aleja de dotar a nuestra existencia de una razón de ser. La atención nos ayuda a mantener una vida sin parcelas, lo que supone el máximo aprovechamiento de nuestra energía interna. En el campo de la psicología se conoce perfectamente la relación que hay entre motivación y atención. De hecho la primera es un elemento que potencia la segunda. La motivación nos ayuda a ser eficaces, esto debería ser casi de perogrullo para todo ser humano; pero muchas veces la propia inseguridad en nuestras posibilidades nos lleva justo a donde nos cuesta más tiempo llegar. Solemos ignorar el camino más fácil y simple. Si analizamos este hecho podemos concluir que la educación juega un papel fundamental en nuestra vida sólo si es una educación consciente y orientada a que seamos nosotros mismos. Nuestra sociedad da importancia a la educación pero los enfoques siguen sin funcionar. La realidad es que hay muchos grupos sociales interesados en el que las cosas no funcionen; grandes grupos empresariales, partidos políticos, nacionalistas en un mundo que pide más universalidad, religiosos dogmáticos... y otros transmisores de la intolerancia en general. Son los portadores del miedo, que defienden sus parcelas con uñas y dientes; cuanto más miedo tienen más lo transmiten a los demás. El verdadero valor es el respeto a lo ajeno, suprimir el ego para ser más nosotros que nunca; ese es el paradigma para un nuevo mundo. La cooperación. Muchos se han dado cuenta y por eso el tercer sector (especialmente ONG's) se ha desarrollado de forma espectacular. Pero la miseria y la desigualdad es tan enorme que todo esfuerzo sigue resultando insuficiente, sobre todo cuando la situación es propiciada por la implantación de los sistemas y mecanismos con que el miedo actúa. Pilar Jericó ha escrito un excelente libro sobre el tema y Krishnamurti profundizó tal vez más que nadie en este asunto. Organizar el tiempo en función de objetivos, nuestros objetivos no los de otros, es una forma de reordenar la vida en que nos movemos. Una orientación en un mundo que nos invita al desorden. Cuando queremos conocer algo le prestamos toda nuestra atención, por tanto si queremos conocernos a nosotros mismos el camino es prestarnos toda nuestra atención, lo que hacemos observando nuestras respuestas emocionales, nuestras formas de pensar, de actuar, de relacionarnos... Es un buen comienzo para saber qué queremos, pues incluso esto debemos replantearnos en la mayoría de las ocasiones. Por lo menos, los que nos planteamos algo, que no somos todos. El otro día alguien me preguntó por qué era necesario plantearse estas cosas. Creo que ya lo sabía pero quería simplemente conocer mi respuesta. Lo importante es la respuesta personal, es la única que puede valernos; no se puede esperar que nos la den ya hecha, enlatada y lista para su consumo. Sin embargo es lo que históricamente hemos tenido en el mundo aunque hoy, gracias a las tecnologías e la información, las reglas del juego social estan cambiando, sólo falta que nosotros sepamos estar a la altura de las circunstancias. Como decía ese sabio anglo-hindú que fue Krishnamurti, no hay caminos que conduzcan a la verdad y en eso reside su belleza.

Autoconocimiento y dirección de empresas

Cuando ponemos la atención en nosotros mismos (en nuestros pensamientos y respuestas vitales, en nuestras emociones...) trabajamos el autoconocimiento; así somos conscientes de nuestra actividad y de qué hacemos con ella; los por qué funbdamentales que nos guían. Cuando atendemos a objetivos que nos motivan y los incorporamos a nuestra actividad diaria; estamos trabajando el autoconocimiento a través de nuestra manera particular enfrentar los problemas, que es vivir básicamente. Decía mi amigo el Yogui y escritor Ramiro Calle, que la vida es una sucesión de crisis. Esto implica que la relación que mantenemos con el mundo nos brinda extraordinarias posibilidades de autoconocimiento porque éste es nuestro sistema de referencia. Si además sabemos a dónde nos dirigimos y tenemos un plan para llegar allí tanto mejor. Los objetivos dan la motivación y la energía; la emoción que lleva al logro; de ahí que sea tan importante contar con unos objetivos adecuados en la vida. Un directivo necesita del autoconocimiento para orientarse a sus objetivos intentando eludir el lastre de sus propias limitaciones: complejos, miedos, prejuicios... Esos factores que nos limitan y condicionan en nuestro comportamiento y forma de proceder. Tener por tanto los objetivos claros y estar motivado por los mismos es la regla de oro. Por supuesto nadie se motiva por unos objetivos que no le interesan. Es importante por tanto que las empresas aprendan a interesar a las personas y que puedan compartir objetivos con ellas; lo que además es un excelente mecanismo para trabajar con la reputación coorporativa. Porque toda empresa, sólo por existir, cumple una labor social fundamental. Por ello el comportamiento socialmente responsable y la aproximación del mismo a los trabajadores de una organización, convirtiéndoles en protagonistas del mismo, es un mecanismo conciliador de intereses y objetivos. Es establecer unos sólidos cimientos respecto a lo que debe ser la razón de ser de una empresa. Si la única es el dinero mal vamos. Empresas así no interesan a la sociedad, no motivan, son el pasado arcaico que se resiste a desprenderse de nuestra civilización. Las personas se interesan cada día más por los asuntos sociales y medio-ambientales. Internet es al respecto una herramienta de poder y el individuo empieza a transformarse cada vez más en un "stakeholder", por sí mismo. Es una idea poco desarrollada hoy en día pero lo suficientemente interesante como para potenciar su empleo en las empresas. El rendimiento de una persona que no cree en lo que hace es lógicamente menor que el de alguien que actúa con seguridad, pasión y convencimiento. La mayoría de las ocasiones los problemas están sólo en nosotros mismos y no en nuestro entorno o en otras personas. El autoconocimiento también tiene que ver como resulta lógico con conocer la imagen propia, y no me refiero a la imagen que tenemos de nosotros normalmente que no es más que un reflejo proyectado por nuestro subconsciente; sino a la que nos llega cuando nos esforzarnos en enfocar hacia nosotros esa atención total de la que hablábamos. Se trata de percibirnos sin más y de observar nuestras reacciones sin que en el momento de la percepción intervenga nuestro pensamiento, ya vendrá después de que hayamos percibido con atención. Nada de diálogos interiores como: soy guapo o feo, egoísta o generoso, tal o cual cosa; tan sólo observarse para obtener lo que la psicóloga Alexa Mohl denomina como la percepción sensorial concreta.

domingo, 27 de enero de 2008

Apuntando hacia uno mismo

¿Ha hecho alguna vez un curso de Tiro con Arco? La primera vez que se coge un arco lo normal es que se cometa el error de intentar usar la flecha a modo de mira telescópica para acertar en el blanco, entonces el profesor nos dirá:

- No apuntéis con la flecha. Se trata de mirar a la diana y apuntar hacia ella mentalmente.

Al hacer esto el ángulo del arco se busca de una forma no tan apoyada exclusivamente en el sentido de la vista, como en un cálculo mental de la distancia y la situación. Estamos usando una capacidad cerebral diferente no controlada por los sentidos de forma directa. El Kyudo es por esto un buen sistema de entrenamiento mental ya que aúna el uso de capacidades intuitivas del cerebro con la autoconsciencia separándonos de nuestro habitual proceder, mecánico y excesivamente volcado hacia nuestro exterior.

Por eso el Kyudo va mucho más allá del mero entrenamiento deportivo. El tiro con arco del kyudo es un proceso en el que somos consciencia apuntada a un objetivo y nada más; es la manera Zen de eliminar las ataduras de aquello que nos limita: miedos, hábitos, condicionamientos de todo tipo... dejándolos totalmente fuera de la actividad que realizamos, y de esta forma se busca que aflore lo más auténtico de nosotros; por eso filósofo alemán Herrigel decía que el arquero zen apunta a una diana pero en el centro está el mismo.


“La diana es un espejo que devuelve al arquero su propio reflejo”.


Éste es un dicho anónimo de la tradición Zen y kyudo. Apuntar a nosotros mismos nos permite definir objetivos que de verdad nos implican e interesan. Un directivo que busque los mejores resultados debería desestimar aquellos objetivos que no le hagan vibrar emocionalmente; y la misma filosofía deberíamos aplicar a toda nuestra vida.